La inversión chilena directa en el exterior se ha consolidado como tendencia económica a lo largo de 35 años2, coincidiendo con el retorno del país a la democracia y la reinserción de la economía chilena al mundo. Estas inversiones muestran un comportamiento cíclico, apreciándose un dinamismo constante que, si bien se vio impactada por los efectos de la pandemia global, no ha dejado de contribuir a la profundización del relacionamiento económico y político exterior de Chile, acompañando el crecimiento que muestran el comercio y la inversión extranjera en el contexto económico nacional, así como la participación de empresas chilenas en variadas cadenas regionales de valor.