Comprendiendo la Reparación en la Debida Diligencia

06/08/2025

La debida diligencia en derechos humanos es un proceso esencial para que las empresas identifiquen, prevengan, mitiguen y rindan cuentas de cómo abordan sus impactos adversos reales y potenciales. Sin embargo, este proceso no concluye con la prevención. Un pilar fundamental es la reparación. Cuando los impactos negativos ocurren, o la empresa contribuye a ellos, la reparación se vuelve crucial para mitigar el daño existente y, lo que es igualmente importante, para evitar su repetición.

La Guía de Debida Diligencia para una Conducta Empresarial Responsable de la OCDE establece un proceso de seis pasos que las empresas deben seguir para gestionar sus impactos. La reparación se integra intrínsecamente en este ciclo, particularmente en el último paso, pero con implicaciones en todo el proceso:

  • Integrar la debida diligencia en las políticas y sistemas de gestión: Desde el inicio, la empresa debe establecer una política clara que reconozca su compromiso con la reparación y los mecanismos de reclamación. Esto significa incorporar la expectativa de reparación en sus políticas internas y en sus contratos con socios comerciales.
  • Identificar y evaluar los impactos adversos reales y potenciales: Al identificar riesgos, las empresas también deben evaluar la probabilidad y severidad de los impactos que podrían requerir reparación, así como las posibles vías para abordarlos. Esto incluye entender qué tipos de daños podrían generarse y qué poblaciones serían más vulnerables. En este sentido, la información que pueden proveer los mecanismos de quejas puede ser muy útil.
  • Cesación, prevención y mitigación de los impactos adversos: Si bien el objetivo primordial es prevenir, esta etapa también implica la cesación inmediata de cualquier actividad que esté causando un impacto adverso. La prevención robusta y la mitigación efectiva son las primeras líneas de defensa para evitar la necesidad de reparación. Sin embargo, si a pesar de estos esfuerzos igualmente ocurre un daño, la empresa debe estar preparada para abordarlo.
  • Hacer seguimiento a la implementación y a los resultados: El monitoreo no solo debe verificar que los impactos se estén previniendo o mitigando, sino también el que los mecanismos de reparación estén funcionando eficazmente. Esto implica evaluar si las vías de reparación son accesibles, legítimas, predecibles, equitativas, transparentes y basadas en derechos.
  • Comunicar cómo se abordan los impactos: Las empresas deben ser transparentes sobre sus procesos de debida diligencia, incluyendo cómo abordan y reparan los impactos. Esto genera confianza y permite a las partes interesadas entender las vías de reparación disponibles.
  • Proporcionar o cooperar en la reparación cuando se identifiquen impactos adversos: Este es el paso donde la reparación se manifiesta. Si una empresa ha causado o contribuido a un impacto adverso, tiene la responsabilidad de proporcionar o cooperar en la reparación. Esto no es solo una obligación ética, sino una expectativa clara bajo los marcos internacionales. La OCDE subraya que la reparación debe ser proporcional a la gravedad y naturaleza del daño, y puede adoptar diversas formas.

La reparación: fundamental para mitigar y evitar la recurrencia

Es fundamental entender que la debida diligencia busca, ante todo, prevenir los impactos negativos. Un proceso de debida diligencia robusto minimiza la probabilidad de que ocurran daños. Sin embargo, la realidad es que no siempre es posible prevenir todos los impactos, especialmente en cadenas de valor complejas o en entornos con gobernanza débil. Cuando, a pesar de los mejores esfuerzos, se producen impactos adversos, o cuando una empresa contribuye a ellos, la reparación se vuelve indispensable.
La reparación sirve a varios propósitos cruciales:

  • Mitigar el daño: Procura subsanar o compensar a las personas o comunidades que han sufrido perjuicios.
  • Restaurar relaciones: Puede ayudar a reconstruir la confianza entre la empresa y las partes afectadas, así como con otras partes interesadas.
  • Evitar la recurrencia: Un proceso de reparación bien gestionado contribuye a conocer las causas profundas del impacto, permitiendo a la empresa ajustar sus políticas y prácticas para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro. Es un mecanismo de aprendizaje y mejora continua.

Los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos de la ONU se basan en tres pilares: el deber del Estado de proteger, la responsabilidad empresarial de respetar, y el acceso a mecanismos de reparación. El tercer pilar es de vital importancia y establece que:

  • Los Estados deben garantizar el acceso a mecanismos de reparación efectivos: Esto incluye vías judiciales, administrativas, legislativas o de otra índole, que sean adecuadas para abordar los impactos empresariales en los derechos humanos.
  • Las empresas deben establecer o participar en mecanismos de reclamación efectivos a nivel operacional: Esto significa que las empresas deben contar con sus propios procesos o unirse a otros existentes para que las personas y comunidades puedan presentar quejas sobre los impactos adversos.

Estos mecanismos deben ser:

  • Legítimos: Deben ser confiables para los grupos de usuarios a los que están destinados, operados con independencia y sin influencia indebida de la empresa.
  • Accesibles: Deben ser fáciles de entender y utilizar por cualquier persona o comunidad afectada, sin barreras geográficas, de idioma, educativas, culturales o de costos. La información sobre cómo acceder a ellos debe ser ampliamente difundida.
  • Predecibles: Deben proporcionar un proceso claro, con plazos definidos y resultados que sean consistentes y transparentes para todas las partes. Esto incluye una comunicación regular sobre el progreso de la queja.
  • Equitativos: Deben garantizar que todas las partes sean tratadas de manera justa y equitativa, y que se consideren las vulnerabilidades específicas de los afectados.
  • Transparentes: Las partes afectadas deben recibir información adecuada sobre el progreso y el resultado de sus quejas, respetando la confidencialidad cuando sea necesario.
  • Compatibles con los derechos: Los resultados y procesos de los mecanismos deben ser coherentes con los derechos humanos internacionalmente reconocidos. No deben socavar las vías judiciales o de otro tipo, sino complementarlas.
  • Basados en el diálogo y el aprendizaje continuo: Idealmente, estos mecanismos deben fomentar el diálogo y la mediación para resolver las quejas. Además, deben servir como una fuente valiosa de información para la empresa, permitiendo identificar patrones, aprender de los errores y mejorar sus políticas y prácticas para prevenir futuros impactos.

La implementación de estos elementos clave es vital para que la reparación no sea solo un concepto, sino una realidad palpable para quienes sufren los impactos de las actividades empresariales, fortaleciendo así el compromiso con una conducta empresarial responsable.

     

    Quiero recibir
    información

    Utilizamos cookies en nuestro sitio web para mejorar la experiencia del usuario a través de su navegación. Más información